¿Puede un abogado defender a un delincuente?
Esta es una pregunta a la que nos enfrentamos continuamente los abogados, y especialmente los abogados penalistas.
La primera pregunta que surge del tema es ¿Y quién dice que es un delincuente? O dicho de otra forma ¿Quién dice que es culpable? ¿El periodista que no vio el hecho?, ¿La persona que leyó lo que dijo el periodista?, ¿o quizás la persona desesperada por abortar a su hijo que necesita un chivo expiatorio y va saltando de acusado en acusado?
Nuestra legislación prevé que nadie puede ser condenado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso y que nadie es culpable, hasta que se demuestre lo contrario, pero a pesar de esto, y aunque hubiera una sentencia absolutoria, la sociedad estigmatiza al que ha sido acusado de un delito, quien, aun si fuera inocente siempre llevará la marca de “ese es el violador”, “ese es el asesino”, “ese es un delincuente”.
A la gente parece indignarle que un abogado, y más que un abogado Católico, defienda a una persona sabiendo que esta es o puede ser culpable. Bueno, habría que recordar, que “si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros”[1] y que “aunque uno cumpla toda la Ley, si peca contra un solo precepto, quebranta toda la Ley. Porque el que ha dicho: No cometerás adulterio, dijo también: No matarás. Por lo tanto, si evitas el adulterio, pero cometes un homicidio, te haces transgresor de la Ley”[2] y viceversa. Si evitas el homicidio, pero cometes adulterio, te haces transgresor de la Ley. Y si es así, ¿con qué autoridad condenamos al prójimo que no es peor que nosotros? “No se hagan ilusiones: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los pervertidos, ni los ladrones, ni los avaros, ni los bebedores, ni los difamadores, ni los usurpadores heredarán el Reino de Dios”[3].
Entonces, cuando alguien pregunta “vos, como católico ¿Cómo podes defender a un delincuente?” Justamente por que soy Católico puedo defenderlo, si no, no podría.
[1] 1 Jn. 1: 8
[2] Stgo. 2: 10 – 11
[3] 1 Cor. 6: 9 – 10
